martes, 10 de marzo de 2009


Abba

La oración es, ha sido y será, la clave para el éxito espiritual de cualquier persona. Hablar con Dios, el Dios de la Biblia, es una práctica necesaria para el cuidado de nuestra salvación en Jesucristo, y para el avance de nuestra transformación interna hacia un carácter piadoso.

Muchas veces caemos en desesperación por lo general después de algún fracaso y nos sentimos fuertemente tentados a buscar métodos y técnicas que puedan rápidamente corregirnos, sobretodo en la era de lo instantáneo.

Buscamos soluciones nuevas, rápidas y efectivas como cualquier producto de venta televisiva.

Nuevo, rápido y efectivo!!! Es el slogan que la sociedad y muchos cristianos creen, que lo nuevo es siempre rápido y efectivo.

Pero la Biblia advierte que la naturaleza del hombre así como la de Dios no ha cambiado por tanto las respuestas de Dios a nuestros problemas espirituales que devienen de una naturaleza pecaminosa siguen siendo las mismas que fueron escritas hace unos dos mil años, y la principal de ellas es la oración.

La oración se practica desde antes que existieran las sagradas escrituras, el ser humano siempre ha sido llamado a la oración, a la búsqueda de una realidad que esta mas allá de los sentidos, hay quienes niegan que exista tal llamado y hay quienes solo responden negativamente a el pero los que optamos por responder positivamente y hemos sido persistentes, no hemos vuelto con las manos vacías sino que llenos de experiencias significativas y con profundos cambios de conducta damos testimonio de aquella realidad espiritual que hemos alcanzado.

Hoy en un mundo donde la violencia deja grandes números de asesinatos, y abusos de todo tipo, donde la corrupción es algo que no se hace a escondidas, es cuando más que nunca tenemos que ser constantes en la oración y abocarnos al estudio serio de la Palabra que Dios nos ha dado en las sagradas escrituras.

Orar es cambiar, el cristianismo es oración, todo lo que necesitamos para alcanzar una vida realmente abundante es practicar las antiguas disciplinas espirituales que tanto se encargaron de promover los Padres la iglesia, pero que tanto se encargaron de ridiculizar los sabios del ateísmo.

Nosotros como cristianos levantemos la voz y señalemos el camino, sin olvidarnos que es la experiencia la que legitima al discurso

esto es algo que escribió un amigo, Leandro Bergesi, merecía ser publicado.